13 octubre 2011

Vejez

Hace dos o tres años iba yo andando con Liza y hablaba, no sé por qué, del horror que le inspiraba la idea de la vejez.
- No olvides -le dije yo- que cuando uno es viejo no siente el deseo de muchas cosas que hacen la vida agradable ahora. La vejez tiene sus compensaciones.
- ¿Cuáles? -preguntó.
- Pues... difícilmente hay que hacer nada que uno no quiera. Se puede gozar de la música y de la literatura de una manera diferente de cuando uno es joven, pero, dentro de esta manera diferente, con la misma intensidad. Se puede disfrutar bastante contemplando el curso de los acontecimientos con los cuales no está ya uno íntimamente relacionado. Si los placeres no son tan vivos las penas han perdido también mucha parte de su intensidad.

Carnets de un escritor, William Somerset Maugham

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