27 diciembre 2011

Muerte

Sky acudió al funeral, un funeral que tenía lugar cuando apenas habían transcurrido unos meses desde la muerte de su bebé. Y allí estábamos Charlene y yo, dos mujeres maduras que se veían obligadas a afrontar muertes injustas. Deberían haber muerto nuestros padres -la madre de Charlene aún vivía- o algún que otro amigo que nos superara en edad. Pero no nuestros hijos, ni nuestros nietos. El mundo se había vuelto loco.

Recetas y confidencias, Ann Pearlman

22 diciembre 2011

Mejorar

Existe al menos un rincón del Universo que con toda seguridad puedes mejorar, y eres tú mismo.

Aldous Huxley

16 diciembre 2011

Móvil

El coronel permaneció inmóvil en el centro de la oficina hasta cuando acabó de oír las pisadas de los dos hombres en el extremo del corredor. Después salió a caminar por el pueblo paralizado en la siesta dominical. No había nadie en la sastrería. El consultorio del médico estaba cerrado. Nadie vigilaba la mercancía expuesta en los almacenes de los sirios. El río era una lámina de acero. Un hombre dormía en el puerto sobre cuatro tambores de petróleo, el rostro protegido del sol por un sombrero. El coronel se dirigió a su casa con la certidumbre de ser la única cosa móvil en el pueblo.

El coronel no tiene quien le escriba, Gabriel García Márquez

13 diciembre 2011

Ilusión

- Es un gallo contante y sonante -dijo. Hizo cálculos mientras sorbía una cucharada de mazamorra-. Nos dará para comer tres años.
- La ilusión no se come -dijo ella.
- No se come, pero alimenta -replicó el coronel-.

El coronel no tiene quien le escriba, Gabriel García Máquez

12 diciembre 2011

Comer

Adoraba leer y comer al mismo tiempo. Una rebanada de pan con mantequilla tras otra, una galleta tras otra, dulce y salado en continua alternancia. Era maravilloso: novelas de amor con queso gouda, novelas de aventuras con chocolate con nueces, dramas familiares con muesli, cuentos de hadas con caramelos blandos, novelas de caballería con galletas Príncipe.

El sabor de la pepitas de manzana, Katharina Hagena

11 diciembre 2011

09 diciembre 2011

Octubre

El coronel destapó el tarro de café y comprobó que no había más de una cucharadita. Retiró la olla del fogón, vertió la mitad del agua en el piso de tierra, y con un cuchillo raspó el interior del tarro sobre la olla hasta cuando se desprendieron las últimas raspaduras del polvo de café revueltas con óxido de lata.

Mientras esperaba a que hirviera la infusión, sentado junto a la hornilla de barro cocido en una actitud confiada e inocente expectativa, el coronel experimentó la sensación de nacían hongos y lirios venenosos en sus tripas. Era octubre. Una mañana difícil de sortear, aún para un hombre como él que había sobrevivido a tantas mañanas como esa, durante cincuenta y seis años —desde cuando terminó la última guerra civil— el coronel no había hecho nada distinto de esperar. Octubre era una de las pocas cosas que llegaban.

El coronel no tiene quien le escriba, Gabriel García Márquez

07 diciembre 2011

Piedras

Las palabras sólo son piedras puestas atravesando la corriente de un río, si están allí es para que podamos llegar a la otra margen, la otra margen es lo que importa.

José Saramago

05 diciembre 2011

Emmi

¡Ah..., ahí vuelve a escribir Emmi! Emmi. Emmi. Emmi. Estoy un poco borracho, pero sólo un poco. Me he pasado toda la tarde bebiendo y esperando que sea medianoche para que venga Emmi a visitarme. Sí, es verdad. No es la primera botella. Añoro a mi Emmi. ¿Quieres venir a casa? Apagaremos la luz. No tenemos por qué vernos. Sólo quiero sentirte, Emmi. Cerraré los ojos. [...] Ya estoy un poco borracho. Pero no mucho. Ahora te toca a ti de nuevo. Escríbeme, Emmi. Escribir es como besar, pero sin labios. Escribir es besar con la mente. Emmi, Emmi, Emmi.

Contra el viento del norte, Daniel Glattauer