Cada vez que miro ese paisaje con ojo embriagados, su pureza, casi excesiva, me hace estremecer, y siento que nada importa, que da igual que lo haya perdido todo. No es abatimiento, tampoco deseperación; es una forma más natural de aceptar las cosas, un sentimiento suscitado por una emoción silenciosa y clara.
Sueño profundo, Banana Yoshimoto
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